lunes, 28 de mayo de 2012

Maldición en la cocina II: servicio técnico


Como ya comentaba el otro día en Maldición en la cocina, los electrodomésticos se están revelando contra nosotros. Tras estropearse uno tras otro, el turno le llegó de nuevo a la vitrocerámica. La cantarina de la casa se cansó de pitar, dejó que le apagaran su fuego perpetuo y decidió hacer saltar los plomillos de la casa entera. ¿Lo recuerdas?

Bien, pues hoy voy a contarte el final de la historia. En realidad, no me atrevería a decir que es el final, después de todo lo que ha pasado, pero al menos sí es el final del apagón en casa.

Tras una llamada al servicio técnico de la casa de electrodomésticos, la chica de atención al cliente tomó nota y nos dijo que durante ese día vendría el técnico. Llamaría antes para preguntar los detalles de la avería, el número de modelo de placa y esos detalles, para poder aprovisionarse con las piezas necesarias. Muy bien, perfecto. Pues a esperar.

Y a seguir esperando. Y a seguir esperando. Se hizo la hora de comer, y menos mal que teníamos comida del día anterior en la nevera, si no nos quedamos sin almorzar.

Y seguimos esperando. Hasta que a la tarde, cansados ya de esperar, llamamos de nuevo al servicio técnico. Una chica diferente coge el teléfono. Le explicamos el problema y nos comunica, muy amablemente, que los avisos de un día se les pasan al técnico al día siguiente. Pues las últimas veces que llamamos no era así, y no han sido precisamente pocas las veces que hemos llamado. Pero no sirve de nada enfadarse, así que a comprar cosas hechas para comer por si no lo arreglaban pronto.

Al día siguiente, el técnico llamó muy temprano y vino a casa a media mañana. Cabe decir aquí que el técnico ya es amigo nuestro, él fue quien arregló la mayoría de nuestros electrodomésticos rebeldes. "Sí, cada vez se hacen las cosas para que duren menos", reconocía él mismo.

Tras realizar varias comprobaciones, el problema era un cable que, misteriosamente, se había soltado. Muy extraño. Pero hubo una cosa que nos pareció más extraña todavía. Al contarle que habíamos llamado el día anterior por la mañana y por al tarde para que viniera lo antes posible, el técnico contestó que por la tarde apenas tuvo trabajo y que hubiera podido llegarse en cualquier momento. Entonces, ¿por qué la del servicio técnico nos dijo que no podía ser? Hay veces que, por seguir unos protocolos de actuación erróneos o anticuados se pierde eficiencia.

Cosas como esta pueden (si es que no lo hacen siempre) arruinar la reputación de la marca. En nuestro caso, no volveremos a comprar un electrodoméstico de esa marca. Es muy probable que con otras pase lo mismo, que de hecho hay personas a las que les ha pasado con otra. Pero simplemente, no quedan ganas de repetir. Y es una pena que estas cosas ocurran, ¿no te parece?

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